sábado, 1 de septiembre de 2012

DE LA CRÓNICA DE MARTIN


Llegamos nuevamente a psicodrama, la entrada se hizo extensa, todos hablamos de todo un poco en el hall. Esta vez estamos todos, nadie falto. Una vez más se siente la falta de Juan, pero el mate comenzó a girar como en cada clase. Valeria tampoco estaba, esta vez se sumo Gerónimo, Hernán y Vanesa. Anahí leyó su crónica para contar a los que faltaron la última clase y ayudar a recordar a los que habíamos venido. Se relataron las tres escenas que se dramatizaron posteriores a la clase de la multiplicación dramática. Una de las cuales había iniciado yo. La escena era con mis padres, y considero que fue una primera parte que fundó una base para lo que venía este sábado. Luego comenzamos a leer el texto de los “Aspectos Técnicos del Psicodrama”, muchas de las cosas ya habíamos leído, pero este explayaba más acerca de cómo se divide cada sesión de psicodrama: La puesta en marcha, la acción y la participación del auditorio.
Por momentos la lectura y explicación se iba corriendo del tema central. Romina comienza a contar su resistencia a realizar la crónica. Es la primera vez que logra vencer sus barreras y abrirse a relatar acerca de lo que le pasa. Siempre vi a Romi como alguien fuerte, segura y demostrando felicidad, pero algo me decía que por dentro tenía un gran dolor. Que si rasgábamos un poquito, ella se iba a mostrar cómo es verdaderamente, el día llego y Romina explayo lo que siente. Todo comenzó por la crónica.
Llego el momento del pis-pucho, salí desesperado a fumar. Luego estábamos todos afuera hablando de nuestras cosas y lo escrito por cada una en el escenario vacío. Creo que a nadie le cayó mal lo escrito por los demás. Al menos nadie lo dijo, todo eran risas.
Entramos y comenzamos el caldeamiento, pude caldear con Belén, nuestros cuerpos se movían al igual. Nos balanceábamos sincrónicamente. Fue la primera vez que desplace totalmente con los ojos cerrados, me roce con muchas personas, era raro estar a oscuras. Me encontré con una de las chicas, era mi prima, la sentía como ella, luego con Alejandra, la reconocí enseguida y sentí necesidad de abrazarla. Lo hice. Me sentí muy bien. Continúo el caldeamiento un rato mas.
Rápidamente nos sentamos todos en un costado y Fede llama a Romina, ella recuerda y nos recuerda cómo fue su escenario vacío y que le sucedió en ese momento. Seguidamente llama a Alejandra para que represente a su madre, esa madre que no le dejaba ser, que fue crítica y demandante, esa madre que se dedico a su casa y a su familia y pedía lo mismo a su hija. Luego se cambiaron los roles y Romina fue su madre, ahí pudo apreciar desde el otro lado lo que le pasaba a su mama. Posteriormente Romina se paro en una silla y varias personas la rodeamos mirándola de diferentes maneras, ella dijo que se sintió observada y desafiada. Luego le dieron una tela y ella se tapo sus ojos, su boca y su pecho.
Después se le dice a Romina que se mire al espejo y diga que observa de ella, le costó muchísimo poder verse, no podía mirarse a los ojos, a tal punto que fue necesario que pegara los ojos al espejo y ahí se hablase a sí misma. La experiencia fue muy fuerte. Romina se mostro como es. Se vio y se hablo a sí misma.
Para ese momento pensé que la clase de había terminado, pensé que serian las siete aproximadamente. Pero la clase aun no había terminado. Fede me llama y me pide que recuerde mi escenario vacío. Yo había entrado nervioso, y no sabía qué hacer en ese gran lugar, me senté en el piso y comencé a relatar todas aquellas cosas que no sabía hacer, luego me levante y comencé a realizar pasos de tango que había aprendido en el colegio. Hasta que observo al encargado del teatro, hablo con él y arreglamos que en otro momento volvería a componer el cortinado trasero que había ido a arreglar. Ahí salgo del escenario. No sentí que el encargado este juzgando lo que hacía pero si sentí vergüenza. Fede me pregunta si esa escena me recuerda a alguna personal y le respondo que sí. Llamo a Pablo y a Alejandra. Alejandra es mi pareja hombre, nosotros estábamos abrazados cuando llega mi papa (Pablo) y salió la escena. Mi papa se sorprende, yo le digo que se lo voy a explicar. Se agarra la cabeza. Le digo a mi pareja que se vaya, que luego hablamos. Ahí Alejandra sale de escena. Comienzo a habla con mi papa, le explico que soy gay desde hace diez años, y que estaba en pareja hace algo menos de un año. El se pregunta que hizo mal, porque nunca se lo dije. Yo respondo que no hizo nada mal, que soy su hijo, el de siempre. Y que nunca se lo dije porque él nunca me lo pregunto y que me daba mucha bronca que nunca se haya acercado a preguntarme si estaba bien. ¿Nunca se lo pregunto? Luego hablamos de quienes de la familia lo sabían. Hasta ese momento miles de veces imagine hablar con mi papa sobre esto, lo pensé de todas las maneras posibles pero nunca lo puse en palabras nunca se lo dije como ese sábado. Como había dicho en el escenario vacío, me dio vergüenza la mirada del encargado del teatro. Ahora, ¿Qué me da vergüenza de la mirada de mi papa?
Ahí explique que me avergüenza mi femineidad y aquellas actitudes que siento que son juzgadas por mi papa y mi abuela,  o sea su mama. Una tela separaba esas cosas que me dan vergüenza y aquellas que no, las cuales me enorgullecen. Luego mi papa se paró de un lado de la tela y yo del otro. Nos mirábamos con Pablo, era difícil sostener la mirada. A ambos de nos caían lagrimas. Luego la tela subió y ya la mirada crítica no se la veía nítida, ahí logre decirle todo lo que quería. Al terminar la escena, nos dimos un fuerte abrazo con Pablo.
Muchas cosas sentí a lo largo de la dramatización, en un momento sentí miedo, por esa reacción desconocida que podía desencadenar esa primera escena con mi pareja. Luego sentí gran alivio por poder contar, poner en palabras mi sexualidad, también mucha bronca a la pregunta de por qué no se lo dije antes. Siento que él debería conocer a su hijo y no soy quien debe acercarse a hablar con él. Después la bronca paso y sentí gran emoción en el abrazo final.

No hay comentarios:

Publicar un comentario